La eudaimonia es el estado de florecer, de alcanzar nuestro potencial único. ¿Y cuál es ese potencial?

Más allá de la felicidad momentánea

¿Qué significa vivir una buena vida?

Para muchos, la respuesta es «ser feliz». Pero, ¿qué pasa cuando se acaba la fiesta, cuando termina la emoción de una compra nueva o cuando el “like” de redes sociales se desvanece? La felicidad se esfuma.

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Aristóteles, uno de los filósofos más grandes de la historia, ya había detectado este problema hace 2,400 años. Para él, el objetivo de la vida no era una felicidad pasajera (hedoné), sino algo mucho más profundo y duradero: la «eudaimonia».

Su gran revelación, que conecta directamente con nuestra introducción, fue que esta «vida plena» no se puede lograr solo. Es aquí donde tu búsqueda personal se vuelve, inevitablemente, política.

¿»Eudaimonia»? No es «Felicidad», es «Florecimiento»

Imagina una semilla. Su potencial no es solo «ser una semilla contenta». Su potencial es convertirse en un árbol fuerte, frondoso y lleno de vida, realizando plenamente su naturaleza.

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Para Aristóteles, los humanos somos como esa semilla. La eudaimonia es el estado de florecer, de alcanzar nuestro potencial único. ¿Y cuál es ese potencial?

La razón. Lo que nos distingue de las plantas y los animales es nuestra capacidad para pensar, deliberar y actuar según principios y valores. Por lo tanto, la buena vida consiste en «una actividad del alma conforme a la razón» a lo largo de nuestra vida.

En palabras comunes: Una vida buena es una vida guiada por la sabiduría práctica, donde nuestras decisiones reflejan quiénes somos y quiénes queremos ser. No es un estado de ánimo, es un quehacer constante.

Guía para alcanzar tu florecimiento: Virtud, Término Medio y Prudencia

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Aristóteles no se quedó en la teoría. Nos dio una «guía» práctica para florecer, basado en tres pilares:

  1. La Virtud (Areté): No significa ser una persona aburrida ni un santo. La virtud es excelencia de carácter. Es el hábito de actuar correctamente, adquirido con la práctica, como un artista que domina su arte. Existen dos tipos de virtudes:
    • Virtudes Intelectuales: Son las excelencias de la parte racional del alma. Se adquieren principalmente mediante la enseñanza. Incluyen la sabiduría, la inteligencia y la prudencia.
    • Virtudes Éticas o Morales: Son las excelencias del carácter, de la parte del alma que es racional por obediencia. Se adquieren mediante el hábito y la práctica. Son disposiciones para encontrar el término medio entre el exceso y el defecto. Incluye la valentía, la templanza y la justicia.
  2. El Término Medio (Mesotes): La virtud ética es el punto justo entre dos extremos viciosos. No es un promedio matemático, sino lo apropiado para cada situación.
    • Ejemplo: La Valentía. Es el término medio entre la cobardía (defecto) y la temeridad (exceso). El valiente no es quien no siente miedo, sino quien actúa correctamente a pesar de él.
  3. La Prudencia (Phrónesis): Esta es la clave. La prudencia es la sabiduría práctica para discernir cuál es ese término medio en cada circunstancia de la vida real. Sin ella, las virtudes son imposibles.

La Pieza Clave que Todos Olvidan: Somos «Animales Políticos»

Aquí es donde la filosofía de Aristóteles se vuelve explosivamente relevante para nuestro debate sobre el bienestar e involucrarse en política.

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Él afirmó que el ser humano es un «zoon politikón» (animal político). Esto no significa simplemente que vivimos en sociedad. Significa algo mucho más profundo:

  1. Nuestra Identidad se Forma en la Comunidad: Así como un pez no puede ser plenamente un pez fuera del agua, un ser humano no puede ser plenamente humano fuera de la comunidad (la polis, que para nosotros sería el barrio, la ciudad, el país). No somos individuos aislados que luego decidimos juntarnos; nacemos inherentemente conectados a los demás. La familia, los amigos, los vecinos y la ciudad son extensiones naturales de nosotros mismos.
  2. La Lengua y la Ley nos Definen: Lo que nos distingue de otros animales sociales (como las abejas) es que nosotros usamos el lenguaje (la razón) para discutir y acordar conceptos abstractos pero fundamentales como el bien, el mal, la justicia, lo conveniente y lo dañino. Estas discusiones son las que nos permiten crear leyes y costumbres (nomos) que guían nuestra vida en común. Un lobo aúlla por instinto; nosotros debatimos las reglas de convivencia por razón.
  3. La Realización Personal es Colectiva: La eudaimonia (la vida plena y próspera) no se puede lograr en solitario. Necesitamos de los demás para educarnos, para intercambiar bienes y servicios, para protegernos, y, lo más importante, para practicar las virtudes. No se puede ser justo sin relacionarse con otros, ni valiente sin defender a la comunidad, ni generoso sin tener a quien ayudar. La comunidad es el «gimnasio» donde ejercitamos nuestro carácter moral.

¿Y esto cómo se ve en la vida diaria? Ejemplos de «Animal Político» en Acción

Ser un «animal político» no es solo votar cada 6 años. Es asumir una responsabilidad activa y ética en tu comunidad. Es entender que tu bienestar está ligado al bien común.

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  • Como vecino: Al participar en una junta para resolver un problema de baches en las calles, estás ejerciendo tu naturaleza política y buscando el «término medio» para el beneficio de todos.
  • Como trabajador: Al hacer bien tu trabajo, comprendes que es tu contribución a un proyecto común más grande.
  • Como empresario: No solo buscar la máxima ganancia, sino pensar en las condiciones justas para los trabajadores y el impacto de mi negocio en el barrio.
  • Como padre/madre: Al educar a tu hijo para que sea respetuoso y cooperativo, estás criando a un futuro ciudadano virtuoso.
  • Como ciudadano: Al ser honesto en tu declaración de impuestos (aunque el sistema sea imperfecto), reconoces que es parte de un pacto social para financiar escuelas y hospitales.

Conclusión: El Legado de Aristóteles para Hoy

La propuesta de Aristóteles es un desafío radical tanto al individualismo extremo como a la política desconectada de la vida real.

Nos invita a dejar de pensar solo en «mi vida» y empezar a pensar también en «nuestra vida en común».

Cuando un gobierno habla de «bienestar», la perspectiva aristotélica nos obliga a preguntar:

  • ¿Sus políticas fomentan que los ciudadanos desarrollen virtudes (como la justicia, la prudencia, la solidaridad)?
  • ¿Crea las condiciones para que participemos activamente en la vida comunitaria (ser «animales políticos»)?
  • ¿O solo reparte recursos, fomentando la pasividad y desconexión?

La eudaimonia no es un regalo que el Estado pueda dar. Pero el Estado  puede (y debe) crear el terreno fértil para que cada ciudadano tenga la oportunidad de florecer.

En tu experiencia, ¿crees que nuestra sociedad mexicana actual fomenta que seamos «animales políticos» (participativos, virtuosos) o más bien «consumidores pasivos»? ¿Dónde ves ejemplos de «florecimiento» comunitario?

¡Comparte tus ideas en los comentarios!

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En la próxima entrada, saltaremos más de dos mil años para ver cómo la filósofa contemporánea Martha Nussbaum tradujo estas ideas en una lista concreta de 10 capacidades que todo gobierno debería garantizar. Veremos cómo la «eudaimonia» se convierte en una herramienta de política pública.

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Comentarios

2 respuestas a «Más allá de la felicidad momentánea»

  1. Avatar de Ana Bertha Jauregui
    Ana Bertha Jauregui

    Excelente articulo para reflexionar, en lo personal cómo saber, encontrar el punto medio en las decisiones y demás y gran tema, cómo florecer como persona!

  2. Avatar de Eduardo Arturo Wong López
    Eduardo Arturo Wong López

    Me parece un ejercicio muy interesante de hacer conciencia de nuestro ser y nuestro quehacer, muchas felicidades,muy buena reflexión

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